Existe un
mal entendido cuando nos referimos a diseño gráfico, comúnmente se lo suele
asociar erradamente a una expresión artística apartada del mundo inmutable y
abstracto de los negocios. No obstante, con la diversificación de mercados y su
competencia, el diseño gráfico ha alcanzado una importancia superlativa en el éxito o fracaso que pueda llegar a tener
una empresa, esto debido a que la imagen de la misma es el primer punto de
contacto con el cliente o consumidor que podría ser el último si no se maneja un
diseño apropiado para la marca.
La confianza
es un buen punto de partida para fidelizar al cliente y mejorar el
beneficio de la Empresa. Así
cuando un consumidor adquiere un producto necesita saber que va a funcionar.
Entonces a lo que se debe llegar es que el consumidor o cliente crea en su
nueva empresa, y esto se consigue con la
imagen de marca. Ya que de alguna u otra
forma todo negocio desarrolla una imagen pública o identidad corporativa. Toda empresa
consolidada en el mercado se beneficia de una imagen corporativa bien
planificada que llega a ser universalmente reconocida. Son conscientes de la misma tanto a nivel
interno como externo y conocen todos los
aspectos que determinan su proyección.
Por
consiguiente al referirnos de diseño gráfico no se trata de disfrazar el
producto con una imagen meramente estilista. Se trata de que nuestro diseño se
involucre y participe desde la formación
de la marca o producto, entendiendo que un diseño bien planteado permite un
adelanto frente a la competencia y proporciona un producto novedoso y creíble
frente al cliente obteniendo resultados
exitosos en el mercado.
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