Al igual que la
religión, en el mundo de las marcas hay rituales. Los rituales son, de hecho,
el “pegamento” que hace posible la unión entre marcas y consumidores. La marca
es el objeto de devoción y el ritual es el punto de contacto del cliente con
ese objeto de devoción.
La creación de
rituales resulta esencial a la hora de construir una marca y lo es porque de
ellos depende en buena medida la lealtad del cliente a la marca.
Durante varias
décadas, la publicidad tradicional fue el altar de los rituales de marca. Las
imágenes, los iconos y los jingles constituían los rituales de conexión y
fidelidad a las marcas.
Hasta ahora, las
marcas han tenido en sus manos el control de sus propios rituales, pero hoy por
hoy ya no tienen ese poder. En la actualidad, los rituales no los fabrican las
marcas sino los consumidores.
Este cambio de
modelo exige una “vuelta de tuerca” en la estrategia de las marcas. Puesto que
son los consumidores los que crean los rituales, las marcas están obligadas a
recompensarles. Se impone, por lo tanto, la colaboración con el consumidor y no
tanto el mero y simple dictado de órdenes.
En términos de
comunicación, buscamos hacer de la publicidad una forma de marketing experiencial con el fin de
establecer vínculos emocionales con el consumidor. Según un estudio los
consumidores dan por hecho que una marca les genere experiencias únicas, y
estarán dispuestos a comprar y pagar más por ella.
Cuando hablamos de
rituales de producto, la experiencia se genera desde el propio uso del producto,
más allá de sus usos funcionales. Los usuarios tienen en sus manos la capacidad
de crear sus propias experiencias con el producto, impulsadas por la marca que
involucran a sus usuarios. Esto desemboca en un vínculo emocional del
consumidor con el producto.
Los consumidores
buscan cada vez más participar de manera activa en la creación del producto y
en el proceso de consumo, además de expresar su individualidad. El reto para las marcas es hacer de sus
productos diferentes en las mentes de los consumidores a través de los rituales
que se vinculan a ellos.
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