El
convento de El Carmen Bajo se encuentra ubicado en las calles Venezuela y
Olmedo, cerca al Centro Histórico de Quito.
En 1698
un fuerte terremoto destruyó la edificación de El Carmen Bajo, fundada en 1669
en Latacunga (ciudad ubicada a una hora y media al sur de Quito).
Posteriormente se le trasladó a Quito donde su obra de construcción fue
alentada por el obispo Paredes quien murió en 1745, año en que finalizó la
construcción. Las custodias del templo son las religiosas carmelitas, quienes
mantienen una vida de contemplación y espiritualidad.
El arte
barroco en sus más amplias manifestaciones artísticas es un fenómeno complejo
de índole social, político y religioso.
El barroco es la continuación al manierismo italiano que prevalece
durante la primera mitad del siglo XVI. Si el manierismo comienza a usar los
cánones clásicos con artificiosidad, el barroco que le sucede abandona la
serenidad clásica para expresar un mundo en movimiento y agitación de los
sentidos. Por tanto, la tendencia del barroco es a la exageración y la
ostentación.
La
muestra de cada uno de los trabajos manuales de las madres que desde
lo oculto y en el silencio, han sostenido sociedades enteras: las mujeres de aquel convento, elaboraban tejidos
extraordinarios que fueron exhibidos gracias a esta exposición que permite a los
visitantes aprender un poco más; las costumbres, la cultura dentro de su
convento.
Cada una
de las obras representaban calidad, paciencia, esfuerzo y el estilo barroco
empleado en cada uno de los detalles; dentro de la exposición se puede apreciar
el material (materia prima) que utilizaban, la calidad del mismo, como fueron elaborados;
como por ejemplo: en el taller usaban telares, el bolillo que usa alfileres en
diferentes posiciones para crear cada uno de los puntos y el diseño de cada uno
de ellos a más del tiempo que empleaban para crear tan magnificas obras que podía
variar de semanas, meses hasta un año. Trabajos desde: tapetes, manteles,
servilletas hasta ropa que eran entregadas a los Duques Marqueses, personas con
un status dentro de la ciudad de Quito, la vestimenta e indumentaria para una
fiesta religiosa.
Además una muestra del nacimiento hecho por el maestro
Legarda. Además los cuartos del convento se encuentran la cripta donde la
marquesa Mariana Carcelén guardó los restos de su esposo, el heroico Mariscal
Antonio José de Sucre. A inicios del siglo XX sus restos fueron trasladados a
la Catedral de Quito, en donde aún permanecen.
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