Al resolver problemas de diseño
tendremos a nuestra disposición los trabajos que otros diseñadores hayan
realizado para resolver problemas similares en el pasado, para utilizarlos como
referencia y analizar los aciertos y errores que éstos tengan en su composición.
Cuando un diseñador cruza la
línea que divide a la inspiración del plagio, esto resulta fácilmente
perceptible al ojo del experto que investiga constantemente sobre el nuevo
diseño que se crea a diario en el mundo, aunque para el común espectador
resultará imperceptible el delito cometido.
Resulta risible que la mayor
cantidad de casos de plagio dentro del diseño, esté enfocado a los logotipos.
El logotipo es definido por el Diccionario de Negocios como: “un diseño gráfico
distintivo y reconocible, un nombre estilizado, un símbolo único, que sirva
para identificar a una organización”.
Así hemos visto casos de plagio en las campañas de grandes
instituciones estatales, al parecer las organizaciones privadas tienen más
cuidado con el manejo de su marca.
El diseñador es un ser creativo e
innovador, que abandona la zona de confort
en cada trabajo que realiza, y solo así logra dar a luz a las composiciones
gráficas, que lograrán destacarse entre sus miles de competidores.
Al plagiar el trabajo de otro
diseñador nos veremos reducidos a meros digitadores, operadores de la
maquinaria que poco o nada tiene que ver con el proceso creativo y eso es a
toda costa lo que debemos evitar.
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