La
Proporción Áurea (o Número Áureo, o Divina Proporción, entre otras
denominaciones), es una curiosa relación matemática presente en la naturaleza:
en las nervaduras de las hojas, en el grosor de las ramas, en el caparazón de
moluscos, en las semillas de los girasoles, en los cuernos de las cabras,
incluso en el cuerpo humano.
Esta
proporción ha fascinado desde hace siglos al ser humano, que lo ha considerado
un indicador de la perfección y la estética.
En el
Renacimiento, muchísimos artistas y arquitectos compusieron sus trabajos con la
intención de aproximarse a la proporción Áurea, convencidos de que esta
relación atribuía a las obras un carácter estético especial.
Por ejemplo,
el hombre de Vitrubio, dibujado por Leonardo Da Vinci y considerado un ideal de
belleza, está proporcionado según el número áureo. Lo mismo se afirma de las
proporciones de la Gioconda o del Parthenon, pero estas suposiciones están
menos fundamentadas.
Para definir
de una forma entendible el número áureo, podemos decir que, suponiendo que
tengamos una cuerda recta y la dividamos en dos trozos uno grande y otro
pequeño, la proporción resultante de dividir la cuerda completa entre el trozo
grande es idéntica a la proporción resultante de dividir el trozo grande entre
el pequeño. En ambos casos será 1,618, el número áureo.
Esta
relación tiene también que ver con la famosa serie de Fibonacci, donde cada
número se obtiene sumando los dos anteriores: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21... La
relación entre estos números respeta la Proporción Áurea y su colocación
concéntrica, genera la famosa forma de caracola con la que he encabezado el
artículo.
El ejemplo
más cercano y curioso en el que encontraremos la proporción áurea es en las
tarjetas de crédito. Si dividimos el ancho entre el alto de una tarjeta de
crédito obtendremos el número áureo: 1,618 .
Esta
fascinación y mitificación de la proporción áurea continúa viva en nuestros
días, y es precisamente en el diseño de logotipos donde encontramos grandes
ejemplos de ello.
Creyendo que
la proporción áurea ayudará a crear diseños estéticamente más agradables,
muchos creativos han optado por aplicar esta relación a la construcción de sus
logotipos.
Por ejemplo,
observamos esta relación áurea en el logotipo de Apple, uno de los iconos más
reconocible de nuestro siglo. Su diseño, limpio y proporcionado, está además
construido en función a una serie de circunferencias, cuya relación encaja
perfectamente en la proporción áurea.
El segundo
ejemplo que nos encontramos es el del logotipo de National Geographic, diseñado
por el estudio neoyorkino Chermayeff & Geismar. Aunque en apariencia
parezca un simple rectángulo amarillo, en realidad este rectángulo respeta a la
perfección las proporciones áureas. Un detalle muy apropiado para una marca
centrada en la belleza de la naturaleza.
Pero quizás
uno de los logos más recientes en presentar las supuestas proporciones áureas
en su diseño ha sido el nuevo icono de Twitter. Pero lo más curioso de todo
esto es cómo la propia web de Twitter presenta una estructura compuesta en
función a la divina proporción.
Pero la
verdadera pregunta que debemos hacernos es ¿realmente influye esta proporción
en el resultado estético de la obra? Algunas personas opinan que existe una
excesiva mitificación de este número y que su presencia no potencia la belleza
ni el equilibrio de los objetos, que es una simple ensoñación de la mente
creativa, en su afán por justificar sus decisiones.
Tampoco
queda claro qué hay de veraz en las historias que se cuentan sobre esta
proporción. Muchas personas excépticas afirman que ni la Gioconda ni el
Parthenon están construidos en torno a esos patrones, sino que se trata de
aproximaciones casuales que la mente humana se obceca en mitificar.
De una forma
u otra, esta ley matemática, así como su historia y su relación con la
creatividad humana resulta fascinante y misteriosa, y su vínculo con el diseño
actual de logotipos es sin duda un tema curioso que seguro tendré en cuenta en
mis futuras creaciones.
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