martes, 25 de noviembre de 2014

10 Errores que un Diseñador Gráfico no debe cometer.


1. No fijarse un horario de trabajo

La organización y eficiencia productiva son dos factores clave de éxito para un diseñador. Este perfil profesional está especialmente ligado al trabajo remoto o desde casa y la actividad freelance, esto quiere decir que un diseñador profesional desempeña su actividad de manera independiente en la mayoría de los casos, lo que le lleva a tener que luchar por su eficiencia económica en un mundo altamente competitivo como es el sector online.

Tenemos que empezar a desmentir los típicos mitos sobre el diseñador gráfico, ya que la posibilidad de contar con una flexibilidad horaria inaccesible para el asalariado común, no quiere decir que tenga que estar disponible las 24 horas del día. En este sentido, el diseñador freelance es completamente libre de organizar sus horarios y centrarse en aquellas horas en las cuales su trabajo puede resultar más fructífero, lo que es muy positivo.

No obstante, un diseñador que no sepa gestionar su tiempo y establecerse unos horarios de trabajo adecuados para él, evitando atender llamadas u otras tareas del hogar durante este, correrá el riesgo de perder rentabilidad.

2. Llevar una mala gestión de la economía

De igual manera, la rentabilidad que de cualquier negocio se puede obtener viene afecta al control económico que de este se hace. Un diseñador, por muy organizado que sea, nunca podrá vivir de su creatividad si no realiza una planificación exhaustiva de su contabilidad.

En especial las actividades freelance o independientes requieren del control de una serie de gastos. Un diseñador freelance, ya desde antes de dar de alta su actividad profesional independiente, necesita conocer a la perfección los trámites y gastos afectos a ella para poder asegurar que su negocio sea rentable.

3. Hacer caso omiso de las preferencias del cliente

No es sólo el cliente el que suele caer en la equivocación de considerar al diseñador un experto en su área completamente autosuficiente, en muchos casos desempeñar esta profesión puede llevar al error de no analizar en profundidad las exigencias del mercado o cliente en cuestión.

Por mucha experiencia que un director de arte pueda poseer, ninguno tiene el don de adivinar. Realizar un tanteo inicial e investigar qué es lo que realmente el cliente busca no es una falta de profesionalidad, sino todo lo contrario, con un análisis previo se evita gran cantidad de modificaciones e incluso retrasos de entrega indeseados.

4. Evadir el contacto

Si bien es importante la primera toma de contacto con el cliente, una relación con este durante todo el proceso creativo de diseño no lo es menos. Sin necesidad de estar disponible las 24 horas del día los 365 días del año, el diseñador profesional no puede evadir el contacto con sus clientes.

Hay que tener en cuenta que una relación freelance-cliente transparente y de confianza es vital para obtener éxito en los proyectos, tanto a la hora de desarrollar y cobrar un primero proyecto, como ante la posibilidad de poder negociar futuros proyectos. Un negocio que es rentable a largo plazo no sólo capta a sus clientes, sino que además los fideliza.

5. Buscar inspiración en el trabajo de otros

Una de las cualidades fundamentales de un diseñador gráfico es su habilidad de crear de manera original. Por ello, un diseñador que basa su trabajo creativo en el plagio puede ver su carrera profesional gravemente afectada por falta de credibilidad.

Buscar inspiración en otros diseños y documentarse antes de iniciar un proyecto puede ser muy útil para iniciarse en el área de las artes gráficas, pero una vez obtenidos los conocimientos más básicos y cierta experiencia es necesario diferenciarse del resto para poder sobrevivir en este competitivo sector. Es precisamente ese diseño con carácter personalizado lo que determina que un cliente escoja a un diseñador u otro.

6. Perder la confianza en sí mismo

La autoconfianza es algo que no debe perderse en ninguna profesión, pero menos aun cuando nos referimos a profesiones artísticas, ya que requieren del ingenio y originalidad, cualidades que se refuerzan por un carácter fuerte y seguro.

Siempre habrá proyectos más duros de afrontar que otros, pero un diseñador nunca debe sentir temor a fracasar, ya que la confianza que deposite en sí mismo será la misma que transmita al cliente y determine el éxito de los resultados.

7. Desatender la vida social

Solemos atribuir al diseñador gráfico, y en especial a los autónomos, la tendencia a desatender los compromisos sociales o la vida familiar. Aunque se trate de otro de los mitos sobre este tipo de profesiones, sin duda tienen cierto reflejo en la realidad, ya que “cuando el río suena, agua lleva”.

Volviendo al error mencionado en el primer epígrafe, el no fijarse unos horarios de trabajo lleva a la gran equivocación de mantener una jornada laboral intermitente que termina prolongándose a lo largo de todo el día y, además, de ello no se obtienen los resultados más deseados. Si a esto le añadimos que trabajar demasiadas horas impide la atención de otras actividades, la improductividad a la larga se vuelve totalmente presente, ya que la creatividad necesita también del descanso y la desconexión.

8. Distanciarse de los objetivos y branding propios

Algo muy común en la carrera profesional de un diseñador es ver cómo comienza creando un estupendo portafolio con un toque personal, repleto de diseños de logos, flyers, etc., para posteriormente quedarse obsoleto ante la aparición de nuevos diseños de la competencia.

Una actualización de imagen cada cierto tiempo es muy importante para no caer en la monotonía, siempre que esta no suponga un cambio en la personalidad y filosofía de negocio, puede aportar una rentable novedad y frescura.

9. Dar la formación técnica y artística por terminada

Ya se trate de un entusiasta o profesional con titulación y reconocida experiencia, la formación nunca debe darse por terminada. Tanto la teoría escrita en los libros, como la práctica, son dos aspectos de la formación profesional que se encuentran en continua evolución. Nunca podemos creernos los expertos de ningún área, ya que siempre habrá nuevas actualizaciones y avances que dejarán nuestros conocimientos obsoletos. De hecho, cuanto más aprendes más te das cuenta de cuanto desconoces.

10. Desconocer a la competencia

Por último, recordaros que no sólo hay que ajustarse a las preferencias de la cartera de clientes y tener un estilo propio, también hay que conocer qué es lo que hace la competencia. Saber qué venden y les funciona a otros es una buena manera de predecir las posibles adversidades futuras y poder actuar antes de tiempo.

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