domingo, 30 de noviembre de 2014

El Tejido Quiteño: Una tradición barroca

El convento de El Carmen Bajo se encuentra ubicado en las calles Venezuela y Olmedo, cerca al Centro Histórico de Quito.

En 1698 un fuerte terremoto destruyó la edificación de El Carmen Bajo, fundada en 1669 en Latacunga (ciudad ubicada a una hora y media al sur de Quito). Posteriormente se le trasladó a Quito donde su obra de construcción fue alentada por el obispo Paredes quien murió en 1745, año en que finalizó la construcción. Las custodias del templo son las religiosas carmelitas, quienes mantienen una vida de contemplación y espiritualidad.

El arte barroco en sus más amplias manifestaciones artísticas es un fenómeno complejo de índole social, político y religioso.

El barroco es la continuación al manierismo italiano que prevalece durante la primera mitad del siglo XVI. Si el manierismo comienza a usar los cánones clásicos con artificiosidad, el barroco que le sucede abandona la serenidad clásica para expresar un mundo en movimiento y agitación de los sentidos. Por tanto, la tendencia del barroco es a la exageración y la ostentación.

La muestra de cada uno de los trabajos manuales de las madres que desde lo oculto y en el silencio, han sostenido sociedades enteras: las mujeres  de aquel convento, elaboraban tejidos extraordinarios que fueron exhibidos gracias a esta exposición que permite a los visitantes aprender un poco más; las costumbres, la cultura dentro de su convento.

Cada una de las obras representaban calidad, paciencia, esfuerzo y el estilo barroco empleado en cada uno de los detalles; dentro de la exposición se puede apreciar el material (materia prima) que utilizaban, la calidad del mismo, como fueron elaborados; como por ejemplo: en el taller usaban telares, el bolillo que usa alfileres en diferentes posiciones para crear cada uno de los puntos y el diseño de cada uno de ellos a más del tiempo que empleaban para crear tan magnificas obras que podía variar de semanas, meses hasta un año. Trabajos desde: tapetes, manteles, servilletas hasta ropa que eran entregadas a los Duques Marqueses, personas con un status dentro de la ciudad de Quito, la vestimenta e indumentaria para una fiesta religiosa. 


Además una muestra del nacimiento hecho por el maestro Legarda. Además los cuartos del convento se encuentran la cripta donde la marquesa Mariana Carcelén guardó los restos de su esposo, el heroico Mariscal Antonio José de Sucre. A inicios del siglo XX sus restos fueron trasladados a la Catedral de Quito, en donde aún permanecen.

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